Stupid game.

Porque llegas a un punto en el que no tienes ganas siquiera de sonreír a la persona que quieres.

Un punto en el que te duele cada palabra que te dice sea buena o mala.

Ese punto en el que cuando no está te falta algo, algo que no es el aire, algo más grande que eso.

Un mísero punto que te rompe tus esquemas y hace que pierdas el rumbo en el que querías ir.

Uno de esos puntos en los que por más que intentes odiar a esa persona y olvidarte de ella no puedes, porque ya es parte de ti.

Aquel punto en el que odias su sonrisa, su forma de mirarte, todo.

Un maldito punto que te hace sentir la persona más estúpida del mundo, por tropezar no 2 veces sino 3 con la misma piedra.

Ese punto que te deja sin aliento cuando lo ves en cualquier lado.
Un agobiante punto en el que todo, absolutamente todo, te recuerda a él, las canciones, las fotos, incluso cualquier palabra.
Un punto en el que dejas de comer, de dormir, incluso si hiciera falta de respirar por momentos.
Ese maldito punto en el que no sabes hacia donde ir, que dirección escoger, ni que camino tomar.

Un punto... un punto en el que dejas de ser tú misma para convertirte en un solo títere más de este juego llamado amor.